Junto a la Fonte das Virtudes hay un jardín vertical muy peculiar, que también perteneció a la Casa dos Albuquerques.
Se trata de un parque aterrazado en el valle por donde discurría el Río Frío, que fue diseñado por José Marques Loureiro, paisajista, y que fue propiedad de la Companhia Hortícola Portuense a finales del siglo XVIII.
Este jardín posee una notable variedad de especies arbóreas, ya que fue utilizado durante muchos años como floristería de venta de plantas.
Hoy es propiedad municipal y está lleno de árboles altos, entre los que destaca el Ginkgo Balboa más grande del país, con unos 35 metros.
Tiene una entrada en la parte inferior, por la Rua Azevedo de Albuquerque, y otra en la parte superior, detrás del Palacio de Justicia.
Es un jardín escondido, poco conocido, pero que merece la pena visitar, con una vista fantástica sobre el río Duero.
Esta plaza se remonta a tiempos lejanos y es el resultado de la unión de los antiguos caminos que, partiendo juntos de la Puerta Olival de las Murallas Fernandinas, junto a la Cadeia da Relação, conducían a Braga (por la actual Rua de Cedofeita) y a Guimarães (por la actual Rua das Oliveiras).
Desde julio de 1853 hasta febrero de 1910, la Praça de Carlos Alberto, concretamente frente a la Tabacaria Havaneza, fue la parada terminal del vehículo de la Empreza Portuense de Carros Ripert, un pesado carro de madera y hierro tirado por caballos que hacía la conexión diaria con São Mamede de Infesta.
En el siglo XX, el 9 de abril de 1928, se inauguró en la Plaza Carlos Alberto el Monumento a los Caídos de la Gran Guerra, obra de Henrique Moreira.
Sugestões de Diogo Costa
Su nombre proviene de la antigua leprosería medieval, que se instaló allí a principios del siglo XVI y fue demolida en el siglo XVIII.
El más prestigioso arquitecto portugués firmó casas, museos, escuelas y hasta una estación de metro en el área de Oporto.
Fundado el 27 de octubre de 1987, con 6148 metros de longitud y 18 emocionantes y desafiantes hoyos, jugar en el lujoso Estela Golf Club significa tener como telón de fondo tres kilómetros de costa en el Océano Atlántico. El acceso exclusivo a la playa y el clima refrescado por la brisa atlántica en verano y calentado por la corriente del Golfo en invierno completan el escenario de ensueño.
