José Rodrigues, uno de los más célebres escultores portugueses, falleció el pasado 10 de septiembre, pero sus obras siguen marcando el paisaje de la ciudad.
Nació en Luanda, Angola, en 1936, y desde muy temprano reveló su gusto por la escultura y cuando era niño le gustaba moldear el barro. En Portugal, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de Oporto, donde más tarde vendría a ser profesor.
Fue fundador y presidente de la Cooperativa de Enseñanza Artística Árvore y fundador de la Bienal de Cerveira.
Además de la escultura se dedicó igualmente a otras expresiones artísticas. Hace ilustración para libros de escritores y poetas, produjo cerámica y medallística, realizó escenografías y dibujó el escenario de la ceremonia de clasificación de Oporto como Patrimonio de la Humanidad.
Su fundación, ubicada en una antigua fábrica de sombreros, acogía su atelier, pero es también un local para divulgación de arte, con sala de exposiciones y un auditorio, acogiendo igualmente una compañía de bailado y de teatro.
Entre sus obras más famosas están el Cubo de la Plaza de la Ribeira (1976) o el monumento al empresario, de 1992.
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